Se trata de prótesis basadas en materiales ópticos y electrónicos capaces de almacenar datos sobre el estado de salud e historial del paciente, además de monitorear sus signos vitales. A través de estos implantes se pretende lograr habilidades que en un principio, no son posibles sin la ciencia... poniendo ejemplos: manejar un ordenador con impulsos neuronales, ver sin los ojos, y también (y este es un uso muy relevante en el mundo actual) recuperar facultades de las que estuviéramos privados.
Antes de que aparezca oficialmente el primer cyborg de "carne y hueso", la humanidad tendrá que contentarse con todo tipo de implantes tecnológicos. Ya hay artefactos para rastrear mascotas con satélites y pronto servirán para comunicarse telepática mente.
Además de repuestos para ojos, manos y corazones, dentro de unas pocas décadas habrá implantes para hacer toda clase de tareas; entre ellas comunicarse con el pensamiento. Pero mientras llega el futuro, los que sueñan convertirse en hombres-máquina tienen que contentarse con accesorios corporales mucho menos sofisticados.
Hoy los implantes más avanzados tienen fines médicos: marca pasos y prótesis de titanio que operan casi como completos órganos artificiales. Paradójica mente, el implante biométrico más moderno está bajo la piel de las mascotas de los ricos y famosos. El dispositivo que vale unos cuantos miles de dólares le permite al desesperado en Beverly Hills ubicar a su perrito perdido en cualquier lugar del mundo: ya sea al otro lado de la calle o en Uganda.
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