Un ejemplo claro de este tipo de sistemas lo constituyen las redes de sensores inteligentes. Un sensor inteligente está compuesto por los tradicionales transductores a los que se les ha incorporado procesador, memoria y comunicación (generalmente inalámbrica) para desarrollar su función básica de forma autónoma. El nivel de miniaturización en los sistemas embebidos ha propiciado que estos sensores inteligentes puedan tratarse desde el punto de vista conceptual como Servicios Web, incluso con capacidades semánticas. El objetivo final es establecer una infraestructura global de diferentes tipos de sensores con el fin de recabar todo tipo de información sobre el medio, proporcionándola en tiempo y forma a dispositivos de carácter más general que se encargarán de procesarla. Esta red global es el origen de lo que se comienza a denominar la Piel Digital del planeta.
Uso de las redes de sensores inteligentes en la monitorización de variables fisiológicas.
Si bien las redes de sensores inteligentes están teniendo una gran aceptación dentro de la industria con el fin de realizar tareas de monitorización, control, mantenimiento y seguridad entre otras, es en otras áreas como la biomedicina donde se estudia su aplicación gracias a dispositivos capaces de realizar una monitorización precisa, continua, remota y transparente del paciente. La creación de una red corporal de monitorización de variables fisiológicas y el uso de uso de estándares abiertos, permite plantear escenarios en los que la red de sensores se integra de manera transparente con el resto de redes ya presentes.
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